Las bujías: mejoras las prestaciones y el consumo de tu coche de gasolina por poco dinero – Highmotor

2022-08-27 03:04:23 By : Mr. Carter Huang

Escrito por: Antonio Roncero   @roncero_antonio     27 diciembre 2021     11 minutos

Utilizar unas bujías de calidad y mantenerlas en buen estado es clave para que el motor de tu coche de gasolina funcione de forma correcta y recupere esas prestaciones que puede haber perdido.

En los motores de gasolina, la bujía es la encargada de generar la chispa eléctrica que inicia la combustión de la mezcla de aire y combustible. Pero, además de una chispa “de calidad”, una buena bujía -o una bujía adecuada para un determinado motor- también debe absorber y disipar el calor generado en la cámara de combustión de forma correcta.

Entenderás, por lo tanto, que unas bujías en mal estado tengan una incidencia muy grande en el rendimiento de un motor. Sustituirlas a tiempo y utilizar bujías de buena calidad puede ayudar a recuperar las prestaciones de un motor que ya no rinde como debería, o mejorar el consumo. Pero ojo, porque no todas las bujías son apropiadas para cualquier motor.

Vamos a profundizar un poco más en las bujías. Entre otras cosas, veremos qué tipos de bujías existen, sus precios y características, cómo elegir la bujía adecuada, o cómo identificar posibles averías en función del estado de las bujías. Empezamos.

Todas las bujías cuentan con un electrodo central y un electrodo de masa, que son los que determinan el tipo de bujía. Entre estos dos electrodos existe un espacio, que es en el que, literalmente, salta la chispa.

Otra de las partes más importantes es el aislador. Su conductividad del calor determina el grado térmico de la bujía, del que hablaremos más adelante. Expuesto a tensiones de hasta 30.000 voltios y a temperaturas superiores a los 800 grados centígrados, normalmente está fabricado de óxido de aluminio con aditivos vítreos.

La carcasa de la bujía, que incluye la rosca y termina en el electrodo, suele ser de acero laminado con zinc o con níquel (estas últimas resisten mejor la oxidación). Entre el electrodo central y el perno de conexión se encuentra la resistencia antiparasitaria, un elemento realizado con una mezcla vítrea de grafito y metal, encargada de mantener la conductividad constante y de filtrar corrientes parásitas.

Existen muchas formas de clasificar las bujías.

Cada motor funciona en unos rangos de temperatura determinados. Y una bujía adecuada debe de ser capaz de absorber y disipar el calor según sean las exigencias de cada motor, para mantenerse en un rango de temperatura que permita alcanzar una temperatura mínima que garantice la autoñimpieza de los residuos de la combustión, y no superar una temperatura máxima que podría provocar autoencendido.

Esta capacidad de disipar el calor es lo que se denomina grado térmico, que se representa en una escala numérica, catalogando las bujías en dos clases: calientes y frías. A mayor número de grado térmico, más caliente es la bujía. Pero ojo, porque una bujía no es fría o caliente por la temperatura que pueden alcanzar, sino por su capacidad de disipar el calor.

Que una bujía sea caliente o fría depende del tamaño y de la configuración del pie del aislador, así como del material del que está fabricado el electrodo. Si utilizas una bujía demasiado fría en un motor que exige una con un grado térmico mayor, se pueden producir fallos de encendido por acumulación de hollín en el pie del aislador.

Al contrario, una bujía muy caliente en un motor de alto rendimiento, el sobrecalentamiento de la bujía, que no es capaz de disipar bien la temperatura, puede dañar seriamente el motor al provocar puntos calientes que autoencienden la mezcla de aire y combustible por contacto, antes de que salte la chispa.

Puedes ver de forma ilustrada una explicación sobre el grado térmico de las bujías en este vídeo den NGK:

Al igual que sucede con los cambios de aceite, lo mejor es remitirnos al manual de usuario del coche, puesto que la respuesta depende del vehículo… y también del tipo de bujía.

Las bujía de núcleo de cobre se cambiaban aproximadamente cada 30.000 km, mientras que las bujías con núcleos de platino o de iridio tienen una duración de hasta 4 veces mayor. Hay bujías multielectrodo de platino o iridio que incluso llegan a alcanzar los 150.000 km.

Una consideración a tener en cuenta aquí es que, normalmente, el cambio de bujías en muchos coches nuevos está estipulado por kilometraje o por años. Si haces pocos kilómetros con tu coche, es posible que en alguna de las revisiones te toque cambiar las bujías mucho antes de que, por kilometraje, pudieran necesitarlo. Pero ya sabes: si no cumples con lo estipulado en el mantenimiento, puedes perder la garantía.

Ojo, que en coches que están mucho tiempo parados, especialmente aparcados a la intemperie en zonas húmedas, las bujías también se pueden oxidar; de ahí que se recomiende su cambio no solo por kilometraje, también por tiempo.

Un exceso de consumo de aceite del motor, el fenómeno de autoencendido con los picos de presión que se producen, mal arranque, funcionamiento irregular, el mal estado de los distintos componentes del sistema de encendido… todo esto puede causar problemas en las bujías. Por ello, analizando el estado de las bujías es posible diagnosticar problemas en el motor.

Otros puntos a revisar en la bujía es que el electrodo central y el aislador no estén fundidos o rotos, que no tengan un desgaste excesivo por erosión (al no respetar los intervalos de cambio) o por corrosión (aditivos o aceite en el combustible), que no haya manchas en la zona donde se junta el aislador cerñamico con la carcasa (bujía sometida a sobrecarga térmica por presencia de aditivos corrosivos en el combustible o el aceite).

Puedes cambiar fácilmente las bujías de tu coche, utilizando la llave adecuada. Ya vienen calibradas de fábrica, por lo que no tienes que modificar la distancia entre los electrodos. Conviene asegurarse de que las bujías son la correctas, no solo por tipo de bujía y grado térmico. Una buena medida es comparar la bujías a sustituir por las nuevas, fijándose especialmente en la longitud de la rosca.

Cambia las bujías una por una, para no dejar expuesto el orificio a la posible entrada de suciedad o de algún agente extraño. Una vez extraída la bujía, enrosca la nueva siempre a mano hasta que haga tope en la culata. Si no tienes una llave dinamométrica, a partir de aquí puedes apretarlas en torno a unos 90 grados de vuelta más con la llave de bujías si son de asiento plano, y unos 15 grados si tienen asiento cónico y un anillo obturador.

Una de las precauciones que hay que tener es no utilizar lubricante para la rosca. Las bujías ya incluyen una capa muy fina de lubricante especial, aplicar una grasa no adecuada podría provocar que se derritiese con las altas temperaturas, por lo que la bujía se agarraría a la culata y costaría sacarla.

En los coches con motores de gas, ya sean GLP o GNC, la temperatura de la cámara de combustión es más alta cuando se funciona con gas respecto a la gasolina. Por ello, fabricantes de bujías como Bosch no sólo recomiendan acortar el intervalo de sustitución en prácticamente la mitad en función de si son bujías estándar o con electrodos de platino.

Además, por este motivo se han desarrollado bujías especiales con un electrodo central que presente una mayor resistencia a la hora de trabajar con temperaturas elevadas. En el caso de los coches con GLP o GNC, puede ser buena idea recurrir a este tipo de bujías, que utilizan electrodos con ítrio.

Para la importancia que tienen en el buen funcionamiento del motor, y los beneficios que produce utilizar unas bujías de calidad, pudiendo incluso mejorar las prestaciones y el consumo, las bujías no son un elemento caro.

Un kit de cuatro bujías de níquel puede rondar los 20 euros en el caso de las de un electrodo, o unos 40 euros con cuatro electrodos. Las de electrodos de iridio pueden costar alrededor de 50 euros, el set de cuatro unidades.

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