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Licenciado en Periodismo por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, fotógrafo automotríz y entusiasta de las cuatro ruedas. / IG: @elpablomonroy
Si últimamente has detectado que el motor de tu coche se jalonea al acelerar, que a bajas revoluciones tiene un comportamiento inestable, que le cuesta trabajo arrancar, que ha perdido potencia, o que consume más combustible de lo habitual, es probable que las bujías estén en mal estado.
Para que el motor de combustión interna de nuestro auto funcione se requieren tres ingredientes fundamentales: aire, combustible y una chispa eléctrica que detone esta mezcla explosiva dentro de las cámaras de combustión, para que esta fuerza mueva al pistón hacia abajo y se convierta en energía mecánica útil, una misión que cumplen las bujías en un proceso que se repite miles de veces mientras el propulsor está en marcha.
Las primeras bujías datan del año 1898, cuando Nikola Tesla patentó un sistema de ignición repetida. Durante el mismo periodo, otros inventores también sacaron a la luz sus descubrimientos relacionados con las bujías, como Richard Simms, Robert Bosch y Karl Benz; sin embargo, fue Robert Bosch quien, el 7 de enero de 1902, logró crear la primera bujía funcional, comercialmente viable y de alto voltaje.
Las bujías también son una ventana al interior del motor, pues al analizar su color, separación o los depósitos que se quedan en la zona de combustión se puede determinar su salud y diagnosticar algunos problemas. Por ejemplo, si al retirarlas muestran una coloración café o marrón, indica que todo está funcionando correctamente, pero si salen completamente negras, denota que existe una mala combustión y se produce un exceso de hollín en la punta de la bujía, zona donde se genera la chispa, debido a que se inyecta más combustible de la cuenta.
Si salen mojadas de aceite o con agua, además de que no producirá bien la chispa, nos advierte de una fuga de lubricante o de refrigerante del motor.
Es muy importante saber que, aunque parezcan componentes sencillos, las bujías deben cumplir con exigencias eléctricas, mecánicas, químicas y térmicas durante toda su vida útil.
Requisitos eléctricos. Deben funcionar con altas tensiones de hasta 40 mil volts y tener una alta capacidad de aislamiento térmico, incluso a temperaturas de hasta 1,000 ºC.
Requisitos mecánicos. Deben resistir a variaciones de presión de hasta 100 bares dentro de la cámara de combustión y una alta resistencia mecánica para un funcionamiento seguro.
Requisitos químicos. Debe resistir a procesos químicos en la cámara de combustión y a los residuos agresivos que resulten de ellos.
Requisitos térmicos. Al producirse la combustión se genera una temperatura muy alta, pero al recibir la nueva mezcla por admisión, ésta está fría, por lo que deben tener una buena conducción de calor, tanto en el aislador como en el electrodo, para un buen funcionamiento.
Las bujías tienen una duración estimada por los fabricantes, que varía según el material de sus electrodos.
Si son de cobre, su resistencia al desgaste es menor, y será necesario reemplazarlas a los 10 mil kilómetros, aproximadamente, mientras que las que llevan un electrodo de platino o iridio, su vida útil se puede prolongar hasta los 50 mil y 80 mil kilómetros, respectivamente.
Para determinar qué tipo de bujías debemos colocar en el motor de nuestro coche al momento de reemplazarlas, es fundamental que se instalen el mismo tipo que el bloque equipaba de fábrica, ya que las bujías tienen características especiales, como el grado térmico, que están especificadas en el manual del fabricante.
Su precio oscila entre los 30 y 400 pesos por unidad, dependiendo de la marca del fabricante y del material con el que está hecho el electrodo.
De cuatro electrodos. Realizan el arco eléctrico en cualquiera de sus puntas, pero no en las cuatro al mismo tiempo, presentan una mejor condición al momento de la descarga eléctrica. Platino. Tienen una punta de este material que permite una buena conductividad, y mejor desempeño. Iridio. Utilizan materiales con buena conductividad, por ello son más costosas y duran más que las de platino. Frías. Tienen la punta del aislador corta y disipan el calor con rapidez. Se usan en vehículos deportivos para evitar un sobrecalentamiento. Calientes. La punta de su aislador es larga y conducen el calor con lentitud. Se usan en autos que hacen recorridos en ciudad.
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