Teniendo como principal motor de lucha a su esposa, hijas y nieta, don Esteban Aguilar Toledo recorre calles de la conurbación Veracruz – Boca del Río en su taxi marcado con el número 8622, al cual le adaptó unas soleras tubulares en los pedales para poder seguir trabajando tras la amputación de su segunda pierna, en esta ocasión consecuencia de la diabetes.
El haber sufrido la amputación de su pierna derecha, la pierna izquierda la perdió en un accidente cuando laboraba como garrotero en el ferrocarril, no es impedimento para que don Esteban de 67 años, siga manejando el taxi, oficio que desempeña desde hace casi 15 años y que le ha ayudado para poder mantener a su familia.
Fue el 14 de abril de 1978, cuando don Esteban Aguilar tenía tres años de haber entrado a trabajar como garrotero, que cayó del tren, el accidente se registró luego de haber concluido su jornada en Tierra Blanca, sin embargo, siguió el trayecto hasta el puerto de Veracruz lugar de donde es originario y reside.
“Era yo garrotero de patio en ferrocarriles pero como acababa de ingresar, a los dos años fue el accidente, el ferrocarril ni me indemnizó ni nada me mandó a una escuela, me hizo un cambio de especialidad y me pasé a oficinas, ahí fui empleado de demoras número 1, llegué a ser jefe de empleados, secretario de tripulación, del jefe general de patio y del superintendente general Julio Amezcua Pavón”.
Reconoce que no fue fácil reponerse anémicamente, pues a los cinco años de este accidente su entonces primera esposa le pidió el divorcio; el ser muy “movido” como le llama, lo ha llevado a siempre buscar prepararse en cursos para avanzar laboralmente.
“La verdad yo nunca he caído, yo creo que mi forma de ser, desde joven muy movido, yo trabajo desde los 7 años, pienso que eso fue lo que nunca me obstaculizó nada; cuando me accidente al tiempo estuve en un equipo de silla de ruedas, sobresalí dos años haciendo deporte, y ahí fue donde me mandaron a una escuela de sordomudos y ciegos (en la Ciudad de México), ahí me hice taquimecanógrafo, cuando llegué a Veracruz en el 80 estudie un poco de computación y me hice programador de las primeras IBM”.
Tenía 23 años cuando perdió la pierna izquierda pero con la ayuda posterior del sindicato obtuvo una prótesis, con la que se movilizaba.
-¿Cómo se decidió a trabajar de chofer con una prótesis?- “Porque en realidad mi mujer también está enferma, me la desahució el médico y ya no me pudo ayudar, entonces lo que hice ¿qué hago? Yo manejé con una prótesis micro y carro, fui representante de despacho de la Unión de permisionarios y fue así como me hice a manejar, cuando se deshizo la Unión de permisionarios me liquidaron, me dieron un dinerito y me puse a vender calzado en ese tiempo pero llegó la crisis de inseguridad y un día me pegaron en mi camionetita y me pidieron todo el dinero que tenía. Entonces trabaje a un tránsito y me vendió su coche”, fue como decidió rentar placas de taxi y desempeñar este oficio, recuerda con un nudo en la garganta y conteniéndose para no llorar.
La diabetes que padece agravó su salud, enfermó de insuficiencia renal, una infección de la cual no se percató hasta que tenía gangrena lo llevó a perder su pierna derecha.
De esta operación pasaron ya seis meses, las molestias aún persisten, utiliza crema para la urticaria y toma antibiótico, por ello el usar ya unas prótesis le resulta incómodo aunque refiere ya está en proceso con ayuda del sindicato ferrocarrilero que le entreguen sus dos prótesis.
“Yo con una prótesis era un hombre normal, yo bailaba, andaba en bicicleta a todos lados. Siento que yo padezco más por mi movilidad que tengo ya, con una pierna podía moverme y todo pero ya así no”, expresó.
Don Esteban trabaja desde las 5:00 de la mañana hasta a veces las 19:00 horas para poder sostener a su esposa enferma, una nieta de 9 años que también requiere atención médica y a la que se refiere como su hija pues vive con ellos, y también él.
Su enfermedad y la pandemia lo alejaron por dos años del volante, sin embargo, es su única fuente de ingresos, una pensión que obtuvo tras años de lucha legal es escasa, refiere al señalar que paga el préstamo solicitado a un banco que aprovechó para renovar la unidad, el vehículo y la renta de las placas.
“Ahorita que me dieron el préstamo (en 2020) me metieron un seguro de mil 800 pesos, quiero entender que era para asegurar su dinero del banco por si algo me pasaba, pero nunca me preguntaron nada más me lo descontaron y resulta que ahorita que me amputaron me vino otro descuento. Fui a ver y resultó que me estaban descontando el seguro de vida y como lo solicite ahí vi que tengo derecho a un seguro pero estuvimos metiendo documentos y hasta hoy no hacen justicia”.
Afirma que al buscar una solución acudió a la Condusef lugar en el que señala se sintió discriminado “porque dijeron que por la pandemia no podían atenderme y que la condición en que me encontraba no podíamos subir las escaleras, que quién me iba a subir y bajar, tuve que conseguir un licenciado”.
La familia un motor para manejar de nuevo
“Yo siempre he dicho que mi motivo de salir adelante es mi familia y una hija, se puede decir, que tengo desde que nació, tiene 9 añitos y es mi bujía de trabajo porque como ahorita ‘papá quiero esto, papá quiero lo otro’, yo la tengo en la escuela”.
La necesidad económica y su actitud para luchar por la vida, lo llevaron a buscar regresar a trabar, pero ahora con las dos piernas amputadas utilizó su ingenio para adaptar los pedales y poder conducir sin prótesis.
“Adaptador para carro estándar no hay, entonces yo lo que hice fue buscar la forma de poderlo adaptar, lo adapte a base de cosas sencillas, unas soleritas, unos tornillos y ya porque tampoco cuento con dinero”.
Conducir de esta manera sin su pierna ni la prótesis, reconoce es difícil.
“Atiendo volante, cambio, clutch, freno, acelerador, es difícil, bastante difícil pero nada es imposible en la vida cuando uno quiere hacerlo, y más que uno a veces la necesidad”.
Con estas soleras que atornilló a los pedales empezó en diciembre pasado, practicó 4 días y desde entonces trabaja así, “ya ahorita me medio adapte a trabajar así, no al 100 porque es difícil pero estando concentrado pues, como decía Kalimán ‘quien domina la mente lo domina todo’”, reiteró.
En este proceso sus hijas, nieta y esposa lo apoyaron desde el principio y aunque no faltó quien le dijera estaba “loco”, confió en su idea, por la cual incluso han mostrado interés amigos que han sufrido amputación de pierna.
Don Esteban se muestra agradecido con la gente que le ha reconocido su trabajo al frente del volante y han sentido la confianza para que los lleve a su destino, en este lapso solo una ocasión sintió el rechazo.
Fotos: Wenceslao Fuentes / IMAGEN DEL GOLFO
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